martes, 8 de enero de 2008

Pastor, cordero y pan


Litúgicamente la Navidad no termina hasta el domingo que viene, con la celebración del Bautismo de Jesús, aunque las lecturas de estos días nos van introduciendo ya en los comienzos de su vída pública. Por eso he pensado que sería bueno preguntarse por qué el Hijo de Dios y de María nació en Belén, y no en Nazaret, por poner un ejemplo. La respuesta no es una sola, porque Dios, con su providencial sabiduría, ha hecho que esa pequeña población de Judea esté llena de mensajes y de referencias interesantes a la personalidad y a la misión del Niño que tenía que nacer allí "al llegar la plenitud de los tiempos" (Gal 4,45).
.
En primer lugar tenemos la conocida profecía de Miqueas : "Y tú Belén, tierra de Judá, no eres la menor entre las aldeas de Judá, pues de ti saldrá un jefe que será el pastor de mi pueblo Israel" (5,1). Esta profecía claramente mesiánica nos recuerda que en aquella pequeña aldea nació un pastor llamado David, hijo de Jesé, que se convirtió en el jefe y rey de todas las tribus de Israel. Si el ángel Gabriel había anunciado a María que el hijo que nacería de ella iba a recibir de Dios "el trono de David, su padre", ¿qué mejor lugar podría escoger para su nacimiento, sino la pequeña ciudad de Belén?
Pero el significado del nacimiento en la ciudad de David no se agota ahí. Podríamos preguntarnos, además, por qué Jesús tuvo que nacer en un establo. ¿Acaso no había lugares mejores y más cómodos en Belén? Muchos dirán, basándose en el relato de San Lucas, que fue por motivo de pobreza, y "porque no había lugar para ellos en el albergue", y es cierto. El hijo de Dios, desde un principio, eligió la pobreza extrema; quiso entrar en el mundo por la puerta trasera, como la mayoría de los mortales, humildemente y sin hacer ruido. Pero hay algo más: el establo de Belén donde nació Jesús debía de ser un establo de ovejas; y en los establos de ovejas es donde suelen nacer los corderos. ¡Qué lugar mejor podía escoger para nacer quien estaba destinado a ser el "Cordero de Dios que quita el pecado del mundo", como dijo de él Juan el Bautista!
.
Escribe San Lucas que María "dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el albergue" (2, 7). En realidad no se dice "pañales", sino "fajas", como se se solía hacer no sólo con los recién nacidos, sino también con los difuntos al ser sepultados. De una manera velada, el evangelista nos está ya anticipando, desde el principio, el sacrificio, la muerte y sepultura de Cristo, como condición necesaria para la salvación de la humanidad. Y el mismo mensaje se esconde también en las palabras del ángel a los pastores: "«No temáis, pues os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor; y esto os servirá de señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre" (2, 10-12).
.
Otro detalle que no se nos puede escapar es el del pesebre. Un pesebre es un comedero para animales. La tradición ha representado siempre en el nacimiento de Jesús a dos animales: una mula y un buey. Este detalle, que no está en los evangelios, se basa en una profecía de Isaías, cuando reprocha a Jerusalén la rebeldía contra su Dios: "Conoce el buey a su dueño, y el asno el pesebre de su amo. Israel no conoce, mi pueblo no discierne" (1, 3). Pero lo importante es el hecho de que Jesús sea depositado en el pesebre, porque, en el fondo, se nos está diciendo que él viene como alimento para saciar con su cuerpo y con su sangre a los que tienen hambre y sed de justicia, de paz, de verdad y, en definitiva, de Dios. Encontramos, pues, en Belén, una velada referencia Eucarística que podríamos expresar así: Cristo es el Cordero de Dios que viene para ofrecer al Padre el Sacrificio de su cuerpo y sangre por los pecados de la humanidad, pero también para ofrecerlo como pan de vida y bebida de salvación para cuántos creen en él.
.
Y para mayor confirmación de esto último, no hay más que buscar el significado del nombre de Belén: Bet-lehem: "Casa del Pan". No pudo encontrar mejor lugar para nacer quien se presentó a sí mismo como "el Pan de vida".
.
Amigo o amiga que lees esto: ya ves cuánta riqueza de contenido podemos sacar de cualquier palabra o detalle de la Escritura. Por eso te recomiendo que te acostumbres a leerla no de prisa, quedándote sólo en la superficie, sino profundizando en cada detalle, porque nada está escrito porque sí, porque en cada detalle hay un mensaje escondido que el Señor quiere que tú descubras, para comprender la altura, la anchura y la profundidad de los planes que Dios ha preparado desde antes de la creación del mundo, pensando en nosotros y en nuestra salvación.
.
Te deseo paz y bien.

No hay comentarios: