jueves, 3 de enero de 2008

El nombre sobre todo nombre


Hace casi seis siglos, un fraile franciscano austero y flaco predicaba en Italia ante enormes multitudes de personas que abarrotaban plazas, balcones y tejados para oirle. Su bandera, una gran tabla cuadrada en la que se veía representado un sol radiante, y en su centro tres grandes letras góticas: JHS (Jesús, Salvador de los Hombres).
Era San Bernardino de Siena, promotor de la devoción al Santísimo Nombre de Jesús, una devoción nueva que, como toda novedad, suscitó ciertas suspicacias en Roma, ya que nunca se había rendido culto a unas letras.
En realidad, el culto no iba dirigido a las letras ni a la tabla, sino a lo que ellas representaban, pues todos sabemos que el nombre representa a la persona. De hecho, el Antiguo Testamento es rico en textos que invitan a adorar y bendecir "el nombre" del Señor. Pero es en el Nuevo donde encontramos, seguramente, el texto más expresivo, cuando San Pablo exhorta a los Filipenses (cap. 2) a tener los mismos sentimientos de humildad que Cristo Jesús, puesto que
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"Él, a pesar de su condición divina,
no hizo alarde de su categoría de Dios;
al contrario, se despojó de su rango
y tomó la condición de esclavo,
pasando por uno de tantos.
Y así, actuando como un hombre cualquiera,
se rebajó hasta someterse incluso a la muerte,
y una muerte de cruz.
Por eso Dios lo levantó sobre todo
y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»;
de modo que al nombre de Jesús
toda rodilla se doble en el cielo,
en la tierra, en el abismo,
y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor,
para gloria de Dios Padre."
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No hay duda de que en Jesús, primero de todos, se cumple aquello de: "los últimos serán los primeros" y "quien se humilla será ensalzado".
Esto lo entendió muy bien Francisco de Asís, aquel hombre ambicioso que quería sobresalir por encima de todos mediante las armas, la violencia, la riqueza y el éxito; hasta que la voz del Señor lo derribó del caballo y le mostró un camino mejor: el de la "minoridad" evangélica. ¿Por qué, si no, escogió para su Orden el título de "hermanos menores", sino para que quedase claro que el carisma de su nueva familia tenía que ser precisamente imitar fielmente la humildad de Cristo, que dijo: "Aprender de mí, que soy manso y humilde de corazón".
Según su biógrafo, a Francisco le gustaba contemplar la humildad de Cristo en Belén y su caridad en el Calvario. Humillación desde la encarnación en el seno de María hasta la muerte en Cruz. He ahí la grandeza de Cristo, cuyo Nombre ha sido levantado por encima de todo nombre, y ante el cual se dobla toda rodilla en el cielo, en la tierra y en el abismo.
Humillación de la humilde esclava del Señor, que ha colocado a María por encima de toda criatura humana después de su Hijo.
Humillación diaria de Francisco en su esfuerzo por ser fiel al Evangelio. Por eso Cristo lo ha ensalzado entre los santos del cielo.
Por eso a nosotros no se nos propone también ese camino, nada fácil, de seguir la senda estrecha cargando con nuestra cruz diaria. Porque es el camino que lleva a la gloria verdadera. Porque no hay otro camino. Porque sólo el nombre de Cristo hecho pobre y humilde por amor puede salvar a esta humanidad descarriada que, como aquel Francisco joven e inexperto, busca la gloria por caminos equivocados de violencia, poder, fama y riqueza.
No nos dejemos engañar también nosotros. En el día que celebramos la fiesta franciscana del Santísimo Nombre de Jesús se nos invita a ir contra corriente, abrazando la humildad y pobreza de Cristo y de sus humildes siervos María y Francisco, como camino seguro para ser alguien en este mundo y alcanzar la gloria interminable del cielo. Cristo, su Madre y Francisco son la mejor garantía.
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Paz y bien a todos.

7 comentarios:

L E Espinosa dijo...

Fr Masseo,

Sigo día a día su blog.

Bendito sea le nombre sobre todo nombre: Jesús.

LE

Unknown dijo...

Felicidades su blog es muy hermoso,gracias por compartir mas de la vida de San Francisco,yo amo el carisma franciscano,pero no se muchas detalles de la vida de San Francisco,que usted lo da a conocer..
Hay una canción muy linda de Martin Valverde al Nombre de Jesus,:
Gloria,Gloria...a JESUS EL SEÑOR
al cordero de Dios,al NOMBRE SOBRETODO NOMBRE..
PAZ Y BIEN T

Unknown dijo...

Estimado fray Masseo, el lema IHS,
me enseñaron que es: Iesus Salvatoris Hominem = Cristo Salvador de los hombres. Me parece diferente de lo que dice UD. Pax et Bonum.

Fray Masseo dijo...

Estimado John, tienes razón. Las iniciales, como tú dices, significan "Jesús Salvador de los Hombres", que en latín se escribe: "Jesus Salvator Hominis".

Voy enseguida a corregir el texto. Gracias por tu colaboración.

Francisco Pascual dijo...

Hola Fray Masseo:
Quiero ser brebe. No entiendo lo que dices cuando escribes "Por eso a nosotros no se nos propone también ese camino, nada fácil, de seguir la senda estrecha cargando con nuestra cruz diaria. Porque es el camino que lleva a la gloria verdadera." Con toda humildad pienso que sí se nos propone ese camino. Un abrazo
Me gusta mucho tu blog.
Que el Señor te de su Paz. Francisco

Torito il Poverello dijo...

Referente --> "Bendito sea le nombre sobre todo nombre: Jesús."

Creo que el texto se refiere como nombre sobre todo nombre al de "Señor" y segun la catequesis del Papa Benedicto hace mencion de ello.

Saludos!

Fray Masseo dijo...

Tienes razón, Francisco: donde dice "no se nos propone también" hay que leer "se nos propone también".

Gracias por tu comentario.